lunes, 14 de mayo de 2012

Sub terra de Baldomero Lillo y la trágica epopeya de los mineros del carbón

 Del profesor F.. Pettorino, con los sonetillos de Rafael Luttges, el Viejo Trovador Porteño.

Baldomero Lillo Figueroa [Lota, 06.01.1867 – San Bernardo, 23.09.1923). No existe en Chile cuentista alguno que haya calado tan hondo en el infausto destino a que estaban (y están aún) sometidos los mineros del carbón, la estirpe más trágicamente avasallada entre los trabajadores manuales del país. Su obra maestra, “Sub terra”, editada en 1904, descarna de un modo tan real como desgarrador la aciaga vida de esa gente, que se diría subyugada de por vida a trabajos y sufrimientos tan duros como los de los campos de concentración durante una guerra de exterminio, como los de Hitler. Tanta es la piedad que tales cuadros le inspiran al escritor, que él mismo llega a exclamar: “¡Pobre caballo viejo, te echan porque ya no sirves! Lo mismo nos pasa a todos. Allí abajo no se hace distinción entre el hombre y la bestia. Agotadas las fuerzas, la mina nos arroja como la araña arroja fuera de su tela el cuerpo exangüe de la mosca que le sirvió de alimento”. Más tarde, en 1907, publica Sub Sole de contenido más bien costumbrista.
Baldomero Lillo, junto con Augusto D´Halmar, Fernando Santiván y otros intelectuales, fue, además, uno de los más activos miembros de la llamada “Colonia Tolstoyana”, de comienzos del siglo pasado, cuyo principal propósito era el de retirarse del “mundanal ruido”, para tomar contacto real con la naturaleza trabajando la tierra, sin dejar un momento de estudiar, meditar y dialogar acerca del destino del hombre y del reinado de una justicia auténtica en el planeta. La Colonia en un principio iba a ser establecida en la provincia de Arauco, pero en definitiva se desarrolló en San Bernardo en un terreno cedido por el poeta Manuel Magallanes Moure, quien hacia 1904, tras instalarse en una gran casona antigua en San Bernardo junto a su esposa, los acogió en un retazo de terreno dentro de su misma propiedad.

A BALDOMERO LILLO

Un cuentista visionario
de pensamiento profundo,
pedía justicia al mundo
ante tan bestial calvario.

Los mineros del carbón
una raza avasallada,
en Sub terra condenada
por eterna maldición.

Salta la comparación
ante crueldad infinita:
¡Campos de Concentración!

Por lo trágico amerita
destacar la precisión,
de sus súplicas escritas.

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