sábado, 12 de mayo de 2012

Irene Morales,camarada y cantinera durante la Guerra del Pacífico. F. Pettorino.

Irene Morales Infante [Santiago (La Chimba), 01.04.1865 Santiago, 25.08.1890]. Se trata de una de las más valerosas y esmeradas mujeres que en la plenitud de su vida entregó alma, voluntad y corazón en defensa de la Patria en peligro, cuidando del bienestar y de la salud de los soldados encargados para su custodia y servicio.
Irene se hallaba en Antofagasta cuando el 14 de febrero de 1879 se produjo la toma de la ciudad por las tropas chilenas al mando del coronel Emilio Sotomayor. Disfrazada de hombre, intentó incorporarse el ejército chileno, pero fue sorprendida y obligada a trabajar en el 3º de línea como cantinera de las tropas.
En vista de sus valiosos servicios, fue distinguida con el grado de sargento por el general Manuel Baquedano. Después de la guerra, murió pobre y abandonada en la capital, una de cuyas calles lleva su nombre.
La “cueca de la cantinera” que presentamos aquí es tan solo una recreación imaginativa de una feliz página ocasional en la vida de esta admirable mujer chilena de trayectoria patriótica  tan ejemplar.


Cueca de la Cantinera.

Comaires, oigan, la negra
mentá la Irene Morales
va, dicen, de cantinera,
sirviendo a los militares.

Puee ser que su marío
en l’otro mundo,
no esté conforme,
y ella ande buscando
el merecío,
el merecío, sí,
pa’ los hechores;
puee ser sólo el gusto
del uniforme,
del uniforme, sí,
¡son tan bonitos
en las casacas rojas
los botoncitos!

Ya anda con su guerrera
la cantinera.

Y ya cruzó por Tacna
con el 3ºde Línea,
ya está vivaquiando en Pachia
a una legua de Lima,
ya la pillaron
ya la pillaron, sí,
que era una niña.

Al verla, los sordaos
tan dulce y tierna,
quieren abrazarla,
la guerra orvían,
la guerra orvían, sí,
sus atenciones
de mujer linda alegran
los corazones,
tonaas cantan,
tonaas cantan, sí:
“¡Es como mi negrita,
la camarita!”

Bordonea una guitarra
en llanos de Miraflores,
la Patria recibe palmas
y la cantinera, flores.
Qué bien pursa las cuerdas
la cantinera,
mientras ondea en Lima
la porotera,
la porotera sí,
y los sordaos
por Irene Morales
van suspirando...

Abran paso a la pena:
¡se jue la novia!

¡Quien lo dijera,
muere solita,
viuda y soltera
la cantinera!

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