sábado, 12 de mayo de 2012

La hazaña de Arturo Prat. Félix Pettorino.

Arturo Prat,
capitán de leyenda,
paladín del océano,
rayo de luz extinguido
entre la niebla de la metralla,
fogonazo memorable
del aire azul
sobre la cubierta del Huáscar,
lamento quebrado
de la Patria,
cómo florece año a año
la flor
de tu hazaña
en las páginas de todos los libros
que hablan del mar,
cómo resuena aún tu grito
de abordaje
en el viejo bronce
de la Esmeralda,
cómo fulge aún tu espada
sobre la cubierta del monitor,
sobre los grises metales
del oleaje,
allá en Iquique,
y cómo,
en el espumoso caliz del mar,
crepitante y quejumbrosa,
tricolor al tope,
parece hundirse de nuevo
tu corbeta inmortal.

Arturo Prat:
eres mi Chile hecho marino,
vestido de mar y de acero
y el sereno rostro curtido
por la quemante sal soleada
del Pacífico.

De niño tu volantín fue la alba cangreja
de un velero
y tu trompo,
el torbellino fugaz de una tormenta,
mar afuera.

Muy temprano
se acostumbraron tus inviernos
al pálido fragor de los huracanes
y entre estallidos de granadas
y bamboleos de vorágine,
se templó tu joven corazón de navegante
en lo viejos navíos de la escuadra.
Así, flotando apenas entre arrecifes,
sobre montes de oleaje y abismos de roca,
entre nubes de cañón y chubascos de balas,
desde Papudo hasta Chacao, desde Abtao hasta Iquique,
entre osados abordajes y descargas de fusiles,
así, Prat fue como aprendiste
a amar
el mar de Chile.

Así,
avanzando,
oscilando,
subiendo
y cayendo
ante el nido vegetal
de remotos archipiélagos,
entre brisas lloviznantes de alerces
y gritos medrosos de triles,
témpanos hechos mortajas
y rojo amanecer de copihues,
así aprendiste a amar
el mar de Chile.

Así, entre silbidos de truenos
y saltos de delfines,
atronadores ventisqueros
y fosforescencias de cauquiles,
jarcias de quilineja
y arboladura de pellines,
así, Prat, aprendiste a amar
el mar de Chile.

Arturo Prat,
capitán de leyenda,
paladín del océano:
sólo Chile sabe
cuánta belleza,
cuánta pasión
y entereza
supiste atesorar
hasta ese segundo
preciso
de la Historia,
cuando suspendido
sobre el vacío profundo
entre la vida o la muerte
el honor o la gloria,
te inmolaste a la Patria
¡y conmoviste al mundo!


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