lunes, 14 de mayo de 2012

Nechia y Mageno: Un día turístico en Baires, eso sí que en 1977.

Sábado 19.02.77, 1,05 de la madrugada. Salimos aprovechando el calorcito de la noche, de este Buenos Aires, que tiene ese no sé qué, especialmente a partir del mismo instante en que desaparece la luz del sol. Salimos por la calle Lavalle (es una calle poética, tiene hasta rima) y llegamos hasta el mismísimo lugar en que se alza el soberbio Obelisco (queríamos averiguar si había allá arriba algún avión de pasajeros ensartado). Dicho monumento (según averiguamos) no es otra cosa que un conmemorativo homenaje al izamiento de la primera bandera nacional argentina, el 23 de agosto de 1812. (Y a mí me gustaría saber ¿de qué forma y tamaño es la bandera argentina que izan en un mástil tan grueso cómo es el Obelisco, ah?).
Pasamos a tomarnos unos helados y luego partimos rumbo al cine . Nos tocó ver la película titulada “El fin del mundo”, que siguiendo las profecías de Nostradamus, anuncia la destrucción de la Tierra a causa de la contaminación de chimeneas, de los automóviles, buses, camiones, maquinarias surtidas y también de las bombas, cañones, tanques, aviones a chorro, etc. de las gigantescas guerras mundiales del siglo XX, que han asolado y están aniquilando a nuestro bello planeta. Y en lugar de habernos divertido, como era nuestra intención, salimos aterrorizados del cine. Tenemos llena la cabeza de tsunamis, terremotos, saqueos, vandalismos, envenenamiento del aire y cataclismos.
Dios quiera que esta noche podamos dormir como unos benditos...,  y que no se nos vaya a espantar el sueño con tanta “custión horripilante” que vimos en ese cine del demonio!

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