jueves, 13 de septiembre de 2012

Violeta Parra, una artista genial de nuestro pueblo. Por Félix Pettorino y Rafael Luttges..


§                     Violeta Parra Sandoval [San Carlos (Chile), 04.10.1917 - Santiago (La Reina), 05.02.1967] De cuna humilde, tuvo cinco hermanos y dos hermanastros. Desde los primeros años demostró sus inclinaciones artísticas, especialmente por los espectáculos circenses y por las presentaciones de carácter musical. A los 9 años ya tocaba la guitarra y a los 12 (1929), empezó a componer sus primeras canciones. Después de sus estudios primarios, alcanzó a estar un año matriculada en la Escuela Normal de Chillán, hasta donde se había trasladado su familia. La razón del abandono de su carrera docente fue la grave enfermedad de su padre, que la obligó a trabajar amenizando con su música y sus canciones diversos lugares de entretenimiento, como bares, circos, restoranes, posadas, incluso trenes y hasta burdeles. A los 15 años, después de haber fallecido su padre en 1929, fue invitada a Santiago por su hermano Nicanor y partió rumbo a la capital con la esperanza de volver a estudiar, logrando matricularse en una Escuela Normal para Niñas, que al poco tiempo abandonó al darse cuenta de que era el canto y no la pedagogía lo que en verdad constituía su vocación y su principal razón de existencia. Con su hermana Hilda formó un dúo de música folclórica llamado Las Hermanas Parra, que les permitió  mantenerse por lo menos con lo necesario para vivir. Más tarde, en 1938, contrajo matrimonio con un empleado ferroviario, don Luis Cereceda, con el cual alcanzó a tener dos hijos, Ángel e Isabel Parra, que con los años llegaron a ser también aplaudidos intérpretes musicales. Por la vida tan diferente que llevaban, Cereceda y Violeta se separaron amigablemente en 1948, año al partir del cual, sintiéndose ya independiente, editó con su hermana Hilda los primeros discos, que difundieron sus canciones, como El Caleuche, La Cueca del Payaso y La Viudita, que alcanzaron algún éxito. El dúo permaneció invariable hasta 1953, fecha en la que Violeta resolvió iniciar una nueva fase vinculada a la creación musical, realizando una labor de estudio en la que logró recopilar diversas tradiciones musicales incorporadas al folclore nacional, particularmente del campo, que le permitieron adentrarse más profundamente en el alma popular de un modo realmente inédito en los anales de la música popular criolla. Así fue como logró grabar sus primeros discos sencillos en el sello Odeón, como Casamiento de negros, Qué pena siente el alma, entre las más conocidas y muchas otras más que, en aras a la brevedad, no es posible mencionar. Al año siguiente (1954) logró contratar el programa “Canta Violeta Parra” en la Radio Chilena, por el cual obtuvo el Premio Caupolicán como la folclorista del año, lo que le significó un pasaje para presentarse en el gran Festival Juvenil de Varsovia, por lo que pudo viajar por primera vez a Europa, empezando por Rusia hasta llegar a París, donde en 1956 logró grabar Guitare et Chant: Chants et Danses du Chili, que fueron sus primeros discos europeos de larga duración, amén de una serie de canciones que se editarían posteriormente. Fue todo un éxito sin precedentes. En 1958, al recibir noticias de la muerte de su hijita Rosita Clara, regresó a Chile, sobrecogida por tan fatal noticia y se dedicó simultáneamente, como verdadera terapia, a la creación y a la ejecución artística como nunca antes lo había hecho, de modo que su trabajo se multiplicó. Cuatro discos suyos aparecieron en ese mismo período (Acompañada de Guitarra, La Tonada y La Cueca, los tres de 1958, más el agregado de Canto y Guitarra de 1957, todos grabados bajo el sello Odeón.
Mas tarde empezó a insinuarse la personalidad de una cantante angustiada por temas sociales, como Yo Canto a la Diferencia; pero también la extraordinaria creadora de décimas y otras estructuras poéticas, como Verso por Desengaño, sin olvidar la musicalización de la Cueca Larga de los Meneses de su hermano Nicanor. Los discos se grabaron con un acompañamiento mínimo de una guitarra de madera, y en la actualidad se encuentran discontinuados, igual que su álbum editado en Argentina, donde fue censurada su polémica canción social Por Qué Los Pobres No Tienen. Más tarde, en 1960, lanzó su álbum Toda Violeta Parra, que hasta hoy ha tenido gran éxito.
A fin de proseguir y ampliar su actividad artística, entre 1961 y 1965 Violeta Parra residió en Francia. Allá, no solo se entregó de lleno a difundir el folclore musical chileno, sino que emprendió la nueva senda de trabajar en cerámicas, pinturas al óleo y hasta en novedosas arpilleras policromadas con figuras que llamaron la atención, hasta el punto que llegó a ser invitada en 1964, para exponer individualmente en el famoso museo del Louvre. La chilena logró un real “record  histórico” al convertirse en la primera latinoamericana en lograr aquello, sin otro merecimiento que el de su propio trabajo artístico. Como resultado del éxito alcanzado por nuestra compatriota, la televisión  suiza filmó un documental sobre su trabajo, titulado Violeta Parra,  la bordadora chilena, al decir de muchos “una de las escasas fuentes audiovisuales que hoy se conservan de la artista”. Como fieles exponentes de su magnífico arte telar podemos mencionar: Velorio de Angelito, bordado sobre tela, 27 x 41 cms.; La Hija Curiosa, óleo sobre madera, 36 x 46 cms.; El Machitún, óleo sobre madera, 31 x 46 cms.; Contra la Guerra, bordado sobre arpillera, 144 x 192 cms.; Combate Naval I, bordado sobre aspillera, 225 x 130 cms.; El Circo, bordado sobre tela; Árboles Coloridos, óleo sobre madera, 46 x 23 cms.; La Cantante Calva, 1960, bordado sobre yute natural, 136 x 46 cms.; Leyendo El Peneca, 1965, óleo sobre madera, 51 x 73 cms.
Durante este período mantuvo una estable relación junto al musicólogo y antropólogo suizo Gilbert Favré, el gran amor de su vida, y destinatario de sus más importantes composiciones de amor y desamor ("Corazón Maldito", "El Gavilán, Gavilán", "Qué He Sacado con Quererte" y muchas otras más. Entre sus textos más combativos, surgieron en esta época: canciones como Miren Cómo Sonríen, Qué Dirá el Santo Padre, Arauco Tiene una Pena, Según el Favor del Viento que con el tiempo formarían la base de la corriente musical conocida como la Nueva Canción Chilena. Estos trabajos serían recogidos en las numerosas ediciones de Canciones Reencontradas en París.
En 1965 Violeta regresó a Chile. Instaló una gran carpa en la comuna de La Reina, con el plan de convertirla en un importante centro de cultura folclórica, junto con sus hijos Ángel e Isabel, y los folcloristas Patricio Manns, Rolando Alarcón y Víctor Jara, entre otros. A pesar de su bello sueño de convertir la carpa en un referente para la cultura de Chile, la respuesta no fue muy motivadora, pues el público no la apoyó como ella lo esperaba.
La incomprensión y el olvido del auditorio chileno fueron los factores que desencadenaron su muerte. Además, como si fuera poco, el final de su relación sentimental con Gilbert Favre, que se marchó a Bolivia en 1966, y dieron origen a una de sus canciones más conocidas: Run Run Se Fue Pa'l Norte. Lo cierto es que quedó en un estado de ánimo muy vulnerable; tanto fue así, que partió desesperada a Bolivia para verlo, pero lo encontró casado y tuvo que regresar, absolutamente decepcionada de aquel amor tan anhelado.
Las últimas canciones que escribió se reunieron en el notable disco Las Últimas Composiciones, lanzado ese mismo año, grabado junto a sus hijos y al músico Alberto Zapicán, y que incluye sus himnos humanitarios Gracias a la Vida y Volver a los 17, además de otras canciones igualmente importantes y conocidas, como El Rin del Angelito, Pupila de Águila, Cantores Que Reflexionan y El Albertío, que aun se recuerdan con nostalgia.
El 5 de febrero de 1967, a los 49 años de vida, y tras varios intentos fallidos, Violeta Parra se suicidó en su carpa de La Reina, dejando un legado de esfuerzo, calidad artística y sacrificio en bien de Chile y del mundo. Paradójico resulta pues, que quién escribiera la canción Gracias a la vida", todo un himno laudatatorio hacia nuestra breve existencia humana, terminara quitándosela apenas un año después de haberla editado.
Nota: Para la confección de este artículo se ha procedido a utilizar (en forma abreviada y con frecuentes modificaciones en la redacción), la valiosa información sobre Violeta Parra contenida en Wikipedia, la Enciclopedia libre.

A VIOLETA PARRA

Aún lloramos con tu canto
con voz hecha jirones,
destrozados corazones
por el dolor y el espanto.

Tus arpegios, pena pura
aromada en sutileza,
que yo inclino mi cabeza
enfrente a tu sepultura.

Y te fuiste sin partir
porque perdura tu lumbre,
que ilumina el devenir

que transitó tu costumbre,
hasta que fuiste a morir
y tu obra se hizo cumbre.

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