miércoles, 19 de septiembre de 2012

Amadeus te convierte en un explorador submarino. Por Félix Pettorino.


El explorador submarino es un dispositivo similar en casi todo a El cosmógrafo, de cuyas maravillas, tú., amigo lector, acabas de disfrutar.
Pero debes de saber también que en lo que dice relación con el tema o materia específicos de la diversión o del deleite de que se trata, es naturalmente algo muy diverso. Se trata, como muy bien lo sabes, de la exploración de ese misterioso y poco conocido mundo de la profundidad de los mares y, por sobre todo, de los océanos, y que suelen contener por doquier remedos de astros en miniatura, como el sol o la estrella de mar.
Pero, a imagen y semejanza del Universo, los océanos están plagados también de innumerables y variadas unidades o piezas, casi siempre en actividad: peces solitarios o en cardúmenes, algas, moluscos y otros diversos seres de la vida subacuática de las más caprichosas formas, texturas, colores y tamaños.
Los peces, si es que no lo sabes bien, son vertebrados, por lo común de respiración branquial, esto es, filtran el oxígeno del agua mediante las branquias, que son láminas o filamentos externos e internos de varias capas o tegumentos en serie, que poseen también los moluscos y los cangrejos. Poseen por lo común escamas de diferentes y a veces combinados colores, que son placas superpuestas con el borde libre hacia atrás para hacer más expedita la natación y que en ciertas especies, a modo de protección, se convierten en filudas o punzantes.
Para facilitar su locomoción y dirección de movimiento de su flexibilísima columna vertebral, los peces están dotados de aletas pares, las pectorales y abdominales, una a cada lado, y de impares, por lo común de una sola unidad por tipo: la dorsal, la anal y la caudal. La última de las aletas impares es la cola del pez, que le sirve de un agilísimo timón para dirigir su “navegación” al nadar.
Aunque la forma de los peces es frecuentemente fusiforme, esto es, alargada en forma de huso, esto es, ancha en el centro  y gradualmente reducida hacia los extremos, no faltan especies con el cuerpo aplanado, ovalado, cilíndrico y hasta semiesférico.
Y al respecto, cabe recordar que existen en los fondos marinos muchas otras muy diversas características, que están dotados, de extrañas y caprichosas formas, como sucede, por ejemplo, con algunos especímenes de curiosos seres subacuáticos, por ejemplo, la grotesca y peligrosa carabela o fragata portuguesa (physalia physalis) de los mares más cálidos del planeta, que es prácticamente una colonia compacta de medusas semitransparentes de enormes y numerosos tentáculos urticantes muy dolorosos al contacto y  con frecuencia mortales, que llegan a alcanzar hasta 20 metros de longitud. Sus unidades componentes son de una tonalidad entre rosada y albiceleste. Entre los elementos que constituyen esta “colonia”, se reparten las labores de búsqueda o detección de posibles presas, la digestión, la defensa y la navegación, como si se tratara realmente de los variados oficios que desempeñan los miembros de una tripulación que navega en una “fragata portuguesa”. De ahí su nombre. Suena a casi increíble que este extraño animalejo sea en realidad una “colonia” de medusas capaces de realizar coordinadamente, como si se tratara de una orquesta sinfónica imaginaria, todas aquellas diversas funciones, a pesar de carecer de ojos, huesos y hasta de ano, de modo que defeca por la boca.
Otro tipo de seres marinos (a veces terrestres o al menos de agua dulce) son los moluscos (del latín molluscus, ‘blando’), que, al revés de los peces, son invertebrados. Por la capacidad que tienen de torcer continuamente el cuerpo, son de estructura muy blanda, por lo cual, al carecer de esqueleto, requieren de continuo albergarse en una concha calcárea revestida de una capa córnea nacarada (caracol), a veces desmesuradamente grande y en forma de espiral (caracola), para facilitar el arrollamiento que los protege de sus depredadores, como sucede con los caracoles. Los moluscos acuáticos, igual que los peces, respiran por branquias. Algunos de ellos, como la ostra, pueden secretar en su interior una sustancia pegajosa que a lo largo del tiempo llega convertirse en una o más perlas, o bien, nácar, lámina iridiscente por descomposición de la luz, que se presenta en la concha de moluscos muy codiciados como el abulón, caracol marino natural de las costas californianas.
Cabe considerar también a los crustáceos, invertebrados como los moluscos, pero artrópodos, esto es, dotados de piezas articuladas como es el caso de las arañas y de un buen número de insectos; pero cuya vida se desarrolla  a veces en agua dulce (ríos, lagunas y lagos) y la mayor parte en los fondos marinos, por lo cual respiran también por branquias. Igual que los insectos, poseen numerosas fases larvarias antes de llegar al estado adulto. Es el caso del nauplio o larva nadadora, dotada de  seis apéndices distribuidos en tres pares, que terminan convertidas en antenas, anténulas y mandíbulas. Entre los crustáceos más conocidos, podemos mencionar las cucarachas marinas, las pulgas de mar, los cangrejos, las langostas (como las del archipiélago de Juan Fernández), los langostinos, los camarones, las jaibas y las centollas (de las aguas de Magallanes, por ejemplo).
Nos falta mencionar aún las algas, plantas acuáticas que abundan en lagos y lagunas, y principalmente en el mar. Son vegetales de consistencia gelatinosa o membranosa, a veces coriácea, esto es, como de cuero, dotados de una sustancia lubricante que las hace resbaladizas al tacto. Se hallan provistas de tallos, por lo común bastante largos, con la forma de cintas o tubos, muy ramificados, aunque surgidos de una especie de tronco común. Algunas de ellas, como es en Chile el caso del luche y el cochayuyo, son alimenticias; otras, como el pelillo son la materia prima para preparar alimentos nutritivos o exquisitos, cremas para rejuvenecer la piel o fármacos dotados de proteínas y otras “mágicas” propiedades para combatir, evitar o aliviar diversos males como el colesterol alto, la trombosis y, según sostienen algunos, hasta el sida. El llamado pelillo (por su aspecto) es extraído en Chiloé (Caulin, en las cercanías de Chacao y otras zonas de las costas de Chile). Muchas de las algas son de bellísimo aspecto y coloración: largas y delgadas láminas ondulantes de color café con estrías en sus extremos, arbustillos sedosos o esponjosos de tonalidad rosada, verde o pardusca, matas provistas de tronco, ramas y ramificaciones de forma tubular, clorofiláceas en forma de globos verdes y brillantes, etc.
Como es sabido, una forma de explorar  los ambientes submarinos es actualmente el buceo, bien premunidos del equipo necesario. Valiéndonos de Internet, en Wikipedia, reproducimos para ti, estimado lector, el párrafo siguiente que te puede ilustrar muy bien acerca de su forma, estructura y empleo:

En el buceo autónomo el buzo utiliza una botella con aire a presión que le permite ir respirando el aire almacenado, dotándolo de una autonomía considerable (usualmente, en torno a una hora). Además del equipo básico y de la propia botella, se emplea un arnés, un mecanismo de flotabilidad -el arnés y el sistema de flotabilidad integrados reciben el nombre chaleco hidrostático, chaleco de flotabilidad o BCD (acrónimo inglés de Buoyancy Compensation Device)-, un regulador (sistema de válvulas, tubos y boquillas que permiten respirar el aire de la botella), y un sistema de lastre. No obstante, los estándares de seguridad actuales requieren de una serie de "relojes" que permitan al buceador saber a qué profundidad se encuentra y cuánto aire tiene, llamados profundímetro y manómetro, respectivamente. También se están popularizando los ordenadores de buceo, que en función de la profundidad, la mezcla de aire y el tiempo de permanencia bajo el agua, indican al buceador en cada momento los límites de profundidad en los que puede permanecer”.

Es lo que tú podrías practicar, atento lector, con la autorización (o, al menos, con el conocimiento) de tus padres y las prevenciones del caso, para disfrutar de las bellezas submarinas, después de un curso de especialización en buceo debidamente aprobado y legitimado por la autoridad marítima...
Pero si ello, como es muy probable, te resulta algo oneroso o difícil de  llevar a cabo, porque es en verdad peligroso para el inexperto y, además, no sea tu vocación (según me parece muy probable), puedes recurrir sin ningún problema a “El explorador submarino” ideado por Amadeus, que no es otra cosa que una colección fílmica muy variada de lo flora y la fauna submarina, de una hora de duración, de que tú podrías disfrutar a tus anchas, a fin de compenetrarte lo más fielmente posible de las bellezas y peligros de nuestro inmenso mar océano. Parafraseando lo expresado en el capítulo anterior relativo a El cosmógrafo, aunque con algunas modificaciones, te destaco lo siguiente aplicado a esta aventura submarina:
Después de haber presenciado como espectador, con el consabido apoyo del gorro “Morfeo” calado hasta las orejas, debes presenciar, previa pulsación de los botones correspondientes, una larga proyección de estas imágenes grabadas en El explorador submarino,  instalado en una especie de pequeño estuche acolchonado, que durante las sesiones de exhibición tú, como espectador, te lo has puesto enlazado a la altura del  pecho, deberás disponerte a dormir, a fin de inducir en tu mente la afición y el gusto por todo lo que concierne al conocimiento de los secretos misterios del mundo submarino...
Y como es posible que una vez  disfrutados aquellos sueños, no surja en ti ni la más peregrina afición por la observación submarina y sólo haya quedado, como útil experiencia, un grato recuerdo, es el deseo de Amadeus que  tú, estimado lector, en tu condición de atento espectador y luego de entretenido soñador, hayas tenido, al menos, el privilegio de regocijarte con el placer de haber satisfecho tu curiosidad conociendo buena parte de las maravillas que nuestro inventor tuvo la gentileza de brindarte, tanto en la realidad como durante el sueño, poniéndote al tanto de todo cuanto ofrece el fondo marino, con su sorprendente belleza y sus insondables 

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