lunes, 17 de septiembre de 2012

Rodolfo Lenz, gran lingüista alemán avecindado en Chile. Por Félix Pettorino.


Rodolfo Lenz Danziger [Halle (Sajonia, Alemania), 10.09.1863 – 07.09.1938]. Realizó sus primeros estudios en Breslau y Colonia, donde, fuera del alemán, tuvo la oportunidad de conocer la estructura de varias otras lenguas, en especial del francés, el griego, el hebreo, el italiano y el latín. Su afición por los idiomas fue muy temprana: voluntariamente eligió el hebreo y, sin perjuicio de ello, se decidió a aprender italiano de modo autodidáctico. Sus estudios superiores los inició en 1882, en la Universidad de Bonn, intercalando un poco su tiempo con la de Berlín, donde alternó un poco con la Lingüística comparada. En 1886 obtuvo en Bonn el grado de doctor en Filología, donde cumplió, además con su formación pedagógica. Agregando, entre otros idiomas, el árabe y el ruso. Es fama que Lenz poseía sólidos conocimientos, y hasta manejo oral y escrito, en al menos 13 idiomas.
En 1890 llegó a Chile contratado por el gobierno de Balmaceda para ejercer, junto con otros maestros europeos, como profesor en el recientemente creado Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en Santiago. Y no tardó en sobresalir por sus numerosos estudios en el ámbito de la lingüística y de sus diversas disciplinas afines, además de la etnología y el folclore.
Hacia 1920 publicó La Oración y sus Partes, su principal obra didáctica acerca del español vigente en aquella época. Aplicando la teoría de Wilhelm Wundt, propuso allí una gramática de base psicológica que tuvo bastante resonancia en su tiempo. Escribió además numerosos trabajos que se publicaron en los ya famosos Anales de la Universidad de Chile, con temas relativos a la gramática, la fonética, la lexicografía, la ortografía y la enseñanza de lenguas, amén de estudios de etnología y folclore relativos a los pueblos indígenas de América, en especial el mapuche. En este rubro se destaca el Diccionario Etimológico, escrito entre 1905 y 1910, que incluye cerca de 2000 voces de origen indígena, particularmente mapuche, quechua o aymara, usadas en Chile y que fue reeditada varios decenios más tarde, con una muy bien fundamentada presentación, por el catedrático chileno Mario Ferreccio Podestá, por intermedio del Seminario de Filología Hispánica de la Universidad de Chile.
Y era tanto su interés por los idiomas, que a mediados de la década de 1920, con ocasión de un viaje de vacaciones a Europa, se entretuvo en el barco con un camarero que hablaba cierta rara jerigonza, mezcla de lenguas africanas con palabras portuguesas, holandesas y castellanas, y que resultó ser el papiamento, lengua criolla de Curaçao, hablada en las islas de dicho nombre, Oruba y Buen Aire (Antillas Holandesas). Los diálogos con el camarero durante las semanas de navegación, le permitieron aprender aquella lengua y a su regreso en Chile, en 1928, hizo editar en los Anales de la Universidad de Chile, un curioso libro, poco conocido, titulado El Papiamento. La lengua criolla de Curaçao.
Pero su labor más fructífera para el país fue ciertamente la docencia universitaria, donde tuvo la oportunidad de preparar a los futuros profesores de lenguas. Entre ellos se destacó, por ejemplo el profesor Rodolfo Oroz S. (V.) y Yolando Pino Saavedra (V.).
Fue titular en las cátedras de gramática y  lingüística románica y general de la Universidad de Chile. También inauguró la enseñanza del inglés y del francés en el Instituto Pedagógico. Sus Chilenische Studien, publicados de 1892 a 1893, constituyen la primera descripción científica de la pronunciación chilena. Lenz se entusiasmó en grado sumo con su objeto de estudio, para él un verdadero descubrimiento, una novedad absoluta que produciría expectación en el Viejo Continente. Y se entretuvo, como un verdadero niño, escuchando en mapuche un puñado de leyendas que se dedicó a transcribir, a traducir y a comentar. En algún momento creyó haber descubierto que los rotitos de la ciudad y los huasitos del campo hablaban un español con sonidos araucanos, tesis conocida como “la teoría indigenista del doctor Lenz” y que para su mal pálpito, no fue acogida por la mayor parte de los estudiosos del español en el siglo XX, especialmente después de las bien fundamentadas objeciones que tuvo la iniciativa de publicar Amado Alonso, el eminente lingüista español en sus Estudios lingüísticos (temas hispanoamericanos, cap. III), editados por Gredos en 1953.

No hay comentarios:

Publicar un comentario