lunes, 17 de septiembre de 2012

Siglo XIX: nace el ferrocarril transandino entre Chile y Argentina.

1840-1843: Los hermanos Clark y el Ferrocarril Transandino. La familia Clark se formó en Chile. El jefe de la familia es el único de origen británico (de Glasgow, Escocia), su esposa es argentina y sus hijos son todos chilenos. Mr. James Clark, el padre, nacido en 1802, arribó al puerto de Valparaíso en 1827, donde prosperó, después de dedicarse al comercio, y al poco tiempo contrajo matrimonio con una dama argentina, nacida en San Juan y residente en Chile.
De dicho  matrimonio, nacieron cinco hijos, el segundo de ellos llamado Juan, en 1840; y el cuarto Mateo, en 1843. Estos son los dos famosos hermanos Clark, que la posteridad recuerda como los que construyeron el telégrafo, el ferrocarril Trasandino y el  tren de Buenos Aires a San Juan.
Durante el gobierno del presidente José Manuel Balmaceda (1886-1891), hubo de parte del mandatario un notorio interés por desarrollar las comunicaciones, entre las cuales ocupaba en aquel entonces un lugar principal el trazado e instalación, tanto desde dentro como hacia afuera del territorio nacional, de un número adecuado de ferrocarriles. La magnitud de la tarea llevó a que en 1887 se creara el Ministerio de Obras Públicas. Ese mismo año, Balmaceda autorizó a Juan y Mateo Clark para construir el ferrocarril transandino de Los Andes (Chile) a Mendoza (Argentina).
He aquí una breve cita de la revista Chile Ilustrado que, mucho más tarde, en 1904, rememora al famoso Transandino y destaca la ímproba labor en pro del  país realizada por ambos hermanos: ... “Motivo de jubilosa satisfacción ha sido para todos los que se interesan por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra tierra la iniciación ya próxima de los trabajos del Transandino por Uspallata, obra colosal, cuya ejecución habían venido persiguiendo los señores Clark desde hace muchos años”(...) A nadie se le oculta la importancia enorme que tiene para nuestro comercio la apertura de esa vía, que ha de acortar considerablemente la distancia que hoy nos separa de los mercados que el Atlántico domina, y aún de los centros comerciales europeos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario