Mensaje al hermano.
Por Hernán M. Pettorino.
¡Es tu ser luz eterna
de una llama divina!
Lo que ciega la gloria
sólo son ilusiones,
sólo velos de niebla
que te cubren y empañan:
la greda del cuerpo,
la emoción engañosa,
la mente desvariada...
¡Es tu reino el Espíritu
que anima el Universo!
Y al fulgor -sin embargo-
sólo animas rencores,
no las ansias eternas
ni la santa verdad.
Sólo atizas la hoguera
de deseos, pasiones,
vanidades terrenas.
Eres sol y eres rayo
de tu dios prisionero...
-Ven-. Allega tu día
de la liberación.
Abre ojos y oídos
a tu Yo interior:
¡percibe...! ¡siente...! ¡vibra...!
como vibra la cuerda
sin que nadie la pulse...
¡Oye el canto que llama
desde el Ser verdadero!
Cuando sientas la Vida
en sus mínimos gestos,
hasta el Ave del Cielo
bajará a tu llamado
y la Flor del Camino
al calor de tu aliento
te dará su esplendor.
¡Vierte ya en manantial
la gloria de tu amor!
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