miércoles, 5 de septiembre de 2012

"Al pie de la bandera", poema inmortal dedicado a nuestro noble emblema. Por Víctor Dgo. Silva.

Al pie de la bandera.

(de Víctor Domingo Silva)
(Tongoy 1882- Santiago 1960)


Al pie de la bandera.

¡Ciudadanos!
¿Qué nos une en este instante, quién nos llama,
encendidas las pupilas y frenéticas las manos?
¡A qué viene ese clamor que en el aire se derrama
y retumba en el confín?
No es el trueno del cañón, no es el canto del clarín:
es el épico estandarte, es la espléndida oriflama,
es el patrio pabellón, que halla en cada ciudadano un paladín.

¡Oh, bandera!
La querida, la sin mancha, la primera
entre todas las que he visto.
¡Cómo siento resonar
no en mi oído, sino dentro de mi ardinte corazón,
tu murmullo
que es alerta y es arrullo,
tu murmullo, que es consejo en la tertulia del hogar
y que en medio de las balas es rugido de león!
¡Cómo siento que fulgura, con qué ardores,
la gloriosa conjunción de tus colores,
flor de magia, hecha de fuego, de heroísmo, de ideal!

¡La bandera! La soñamos inmortal
con su blanco, con su rojo y con su azul en que descuella
-perla viva y colosal-
esa estrella
arrancada para ella
al océano de luz del cielo austral.
La hemos visto desde niños. la queremos
como amamos a la novia, con supremos
arrebatos, con ternura, con unción.

Ella vive palpitante en las visiones familiares
de los días escolares,
que ella grita al desgarrarse, porque mece
y al mirarla hecha jirones, nos parece
lo que aún queda en nuestras almas, de esperanza, de ilusión.

¡Todo pasa! Viento trágico y siniestro
nos usurpa lo que amamos, lo que es nuestro:
padre noble, dulce madre, tibio hogar.
Somos huérfanos; erramos, dolorosos peregrinos
por insólitos caminos y al azar...
¡Sólo tú, bandera, quedas; sólo tú, que nunca mueres,
porque tú eres
toda el alma de la patria, bajo el cielo o sobre el mar!

¡La bandera! ¿Quién olvida
que ella ha sido como un hada para nuestra edad florida?
¿Quién al verla que a pleno aire se levanta,
no la advierte como un alma enamorada de la vida?
¿De qué trémula garganta,
en los grandes días patrios, se escapó una nota sola
a que no haya respondido, como el eco más sentido,
la bandera que tremola
en lo alto de un madero carcomido
de la escuela, del cuartel o del torreón?
¿Qué muchacho, entre la gresca vocinglera
de septiembre, malamente disfrazado
de soldado. no ha jurado
convertirse en héroe patrio y defender de su bandera
hasta el último jirón?

¡Oh, bandera! ¡Trapo santo!
Hay ingratos que te niegan, que se burlan del encanto
en que envuelves y fascinas, que no entienden el lenguaje
de tu risa y de tu llanto.
Mientras tanto,
yo sé bien que no hay ninguno que nostálgico te mire
y no tiemble y no suspire
y no llore en tu homenaje.

Yo sé bien que a más de un pobre desterrado
toda el alma en un sollozo has arrancado,
cual se arranca el duro hierro de una herida,
cuando, errante o exiliado por naciones extranjeras,
con su fardo de dolor,
ha observado que entre un bosque de banderas
sólo falta la que amó toda su vida,
¡la bandera tricolor!

Yo sé bien lo que se siente cuando a solas,
desde un barco, mar afuera, entre las olas,
se percibe la silueta de un peñón,
y sobre él, a todo viento, la bandera,
la bandera que saluda cariñosa,
la bandera, que es la madre, que es la esposa,
el hogar, la patria entera,
¡que va oculta en nuestro propio corazón!

Yo no sé cuando es más grande la bandera:
si en el campo de batalla,
inflamada por relámpagos de cólera guerrera
y deshecha por el plomo y la metralla,
o en el alto tijeral del edificio
que levanta en plena urbe su armazón,
y donde es como un heraldo de alegría,
porque no se ha consumado el sacrificio
del que rige, con heroica bizarría,
el compás de su martillo por el ritmo del pulmón.
Sólo sé que para ella es siempre el mismo
cualquier gesto de heroísmo;
que ella cubre con la misma majestad
a unos y a otros...
¡La bandera es madre, es hembra!
Y si en medio de los vivos a menudo el odio siembra,
por encima de los muertos sólo arroja su piedad.

¡Ciudadanos!
Que no sea la bandera en nuestras manos
ni un ridículo juguete, ni una estúpida amenaza,
ni un hipócrita fetiche ni una insignia baladí.
Veneremos la bandera
como un símbolo divino de la raza:
adorémosla con ansia, con pasión, con frenesí,
y no ataje nuestro paso, mina, foso ni trinchera
cuando oigamos que nos grita la bandera:
“¡Hijos míos, defendedme! ¡Estoy aquí!

16 comentarios:

  1. la mas linda de las poesias que conosco, cada vez que la leo me emociono

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Me emociona el alma, volver a leer este poema! aún puedo escuchar el aplauso ensordecedor del alumnado y profesoras cuando lo recitaba completo llena de orgullo infantil. Hoy frente a todo lo ocurre en mi Patria lo he vuelto a leer y se me inflama el pecho de orgullo y amor por mi país. Que lástima que los jóvenes de hoy no sientan igual.

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    1. Ya somos dos, lo recité en 8vo básico en 1971 en el acto cívico del 18 de septiembre y hoy a los 66 lo grabé y lo publiqué en mi facebook. Grandioso poema.

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  4. Ojala todos Los Chilenos amemos nuestra Bandera .cómo este poeta..nacido en un humilde pueblo..llamado Tongoy..

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  5. Nada supera a este inmortal poema patrio. Aprendí algunos versos en la escuela primaria, hoy ya no se enseña en los colegios, que pena.

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  6. ME EMOCIONA..Y RECUERDO A UN COMPAÑERO DE LA BASICA RECITANDOLA COMPLETA...LA MEMORIZO..ERA PEQUEÑITO PERO MUY FUERTE...QUE ORGULLO..

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  7. En estos dias es perfecta..recirarla..leerla..se pone la piel de gallina.....

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  8. Que emoción, lindos recuerdos de mi época de estudiante y de mi infancia. No recuerdo bien, si fue en tercero o en cuarto básico, escuelita rural No 35 San Esteban.Cauquenes.Primero nos dejó castigados - el profesor- copiandola y después para el acto de fiestas patrias me tocó recitarla frente a todos los apoderados y sus familias y algunas autoridades de la época. Que orgulloso me sentí! Que bonitos recuerdos!.

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  9. Hermoso poema del autor ,un gran mensaje para los chilenos que nos señala muchas aseveraciones que debemos considerar entre ellas el respeto y un profundo amor ,eso nos demuestra que debemos acatar lo expresado en este bello y significativo Poema.Muy emotivo.

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  10. Un recuetdo de mi época de estudiante primaria, me tocó recitarla, me emocioné mucho al recordarla!!!!

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  11. Saludos desde Ecuador, mi madre me enseñó este poema y yo lo recitaba en el juramento de la Bandera en la Escuela y en el Colegio, yo recitaba una versión abreviada del poema, sin duda de mis recitaciones favoritas

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  12. Este poema lo recité cuando fui abanderada en el colegio, es hermoso

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