lunes, 17 de septiembre de 2012

Valenzuela Llanos, notable pintor chileno de los siglos XIX y XX. Por Félix Pettorino.


Alberto Valenzuela Llanos [San Fernando (Chile), 29.08.1869 – Santiago, 23.07.1925]. De familia más bien modesta, después de sus estudios humanísticos, se vio obligado, en su misma ciudad natal, a trabajar en géneros, mas, cuando es sorprendido por alguno de sus padres pintando al óleo (en crea) unos bellísimos lirios y cardenales, su familia decide mandarlo a la capital, donde empieza a estudiar en la Escuela de Bellas Artes con maestros de la talla de un Juan Mochi, Pedro Lira y Cosme San Martín. De espíritu más bien introvertido y reflexivo, la pasión de su vida fue pintar paisajes, como lo revela su primera etapa con los óleos Valparaíso en 1895, de 75x 110 cms., Mujeres en la vertiente, Quebrada de los loros (1893) y La vendimia (1899). En 1901 viajó rumbo a París con una beca del gobierno, la que logró renovar cuatro veces consecutivas hasta el año 1906. En la capital francesa estudió en la academia Julien del maestro Paul Laurens. No se dejó atraer por el impresionismo, salvo más tarde, en su época de madurez, ni tampoco por los temas históricos, que eran “el fuerte” de su profesor. Según uno de los testimonios que hemos tenido ocasión de leer, “gusta sobre todo de la pintura de paisajes al aire libre, aunque sin mostrar predilección especial por ninguna tendencia”. Además, “la estadía parisina no cambia sus hábitos de vida casi monacales. El trayecto entre su pequeña buhardilla y taller de Montmartre es apenas modificado por la visita a algún museo o por una salida a pintar a Suresnes, Charenton o a los alrededores de la Ciudad Luz” (p. 269 de Chile, Arte. La mejor en la historia de la pintura y escultura en Chile, Ed. Antártica 1984, con investigación y textos de Isabel Cruz de Amenábar y la firma del Conservador del Museo Histórico Nacional, Sr. Hernán Rodríguez Villegas). Entre sus paisajes más celebrados podemos citar: Manzanillas en flor, óleo de 88 x 200 cms.; Riberas del Mapocho, 126 x 192 cms.; A orillas del (río) Yerd (58 x 97 cms).; Paisaje (145 x 252 cms.). Habiéndose retirado a vivir al caserío de Algarrobo, pintó allí Choza anadonada, Cielo y mar, Dunas de Algarrobo y Cardenales de Algarrobo, 27 x 35 cms. Según el texto citado, “entre 1913 y 1922 se sitúa la culminación de su arte. Su tela “Puesta de sol en Los Andes” obtuvo Medalla de Plata en el Salón de París de 1913”

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