miércoles, 12 de septiembre de 2012

Chilenos y peruanos unidos en la Batalla de Yungay. Por Félix Pettorino.

Romance del río Santa.

Veinte de enero en la sierra
del río Santa en Perú,
el Pan de Azúcar se yergue
imponente al aire azul,
van seis mil confederados
enviados por Santa Cruz
sobre lomas del Punyán
fortifican gran talud.

Bulnes arenga a las tropas
su morrión brilla al trasluz.
Son cinco mil rotos bravos
que han llegado desde el sur
con la arena del desierto
impregnando el traje azul,
entre un bosque de fusiles
marchando con lentitud,
van a vencer a la muerte
en las sierras del Perú.
La sargento Candelaria
luce sombrero andaluz
y Gamarra con sus cholos
se pliega a la multitud.

La batalla ya comienza
al norte del río Ancash,
los zapadores ascienden
los faldeos del Punyán,
trepan clavando sus uñas
en la mole colosal.
Las galgas y las descargas
abren claros sin piedad
entre las tropas chilenas
que suben con gran afán
hasta llegar a la cima
del mamelón infernal.
Abajo los combatientes
se mezclan en el caudal
del vertiginoso Santa
y en el vado del Ancash
chilenos y federados
se dan un abrazo mortal.

Los defensores sucumben,
no queda ninguno vivo,
y en lo alto de la cumbre
uno del Valparaíso
de manos de Candelaria
iza el tricolor altivo.

Santa Cruz ordena: “¡asalto
desde el llano por la espalda!”
Un batallón boliviano
vadea el río sangriento,
mas, Bulnes manda soldados
con Urriola a la cabeza
y ambos bandos son diezmados.

Bajo lluvia de metralla,
cae un aliado peruano
del Regimiento Portales.
Los chilenos, corvo en mano,
buscan en el cuerpo a cuerpo
la ventaja de los bravos,
sin importarles las balas
de seis mil confederados.
Al fin, retornan al cauce
del farellón conquistado.
¡con varios cientos de muertos
el campo queda sembrado!

Bulnes dispone otro asalto
que apoye la retirada:
entran chivateando al campo
el Colchagua, el Carampangue
y el Valdivia, voluntarios
del Huailas y Cazadores
por Gamarra comandados.

La lucha es encarnizada,
cargan los confederados
a bayoneta calada:
los rotos son arrojados
al barranco del Ancash.
¡Apenas queda un puñado
para gloria de Yungay!

El triunfo llega a caballo:
un vendaval de lanceros
retumbando por el llano
desgranan el entrevero.
Son Bulnes y Baquedano
con sus huasos y mineros.
Arrasan al adversario,
quien no es muerto, es prisionero.

Vestido a la usanza del inca,
Gamarra aguarda el final,
lanza su quepís al aire,
y con él un grito triunfal:
“¡Viva mi general Bulnes,
el Gran Mariscal de Ancash!
¡Vivan los rotos chilenos
y en Perú, la libertad!”

Veinte de enero en la sierra
del río Santa en Perú,
día de “El Roto Chileno”,
por tumbar a Santa Cruz.
Han izado dos banderas
que ondean al trasluz:
rojo y blanco se redoblan
y una estrella en fondo azul.

No hay comentarios:

Publicar un comentario