domingo, 8 de enero de 2012

Vagabundos moribundos [De Félix Pettorino]

Era un día aciago de espectros funerarios
así lo pensaba yo,
pero no, pero no…
era un hecho rutinario.

Ahí, diseminados por las veredas,
como ametrallados por almas de piedra,
estaban ellos,
en sus últimas horas
como todos los mortales,
en ese sueño profundo que antecede
a la paz de los eriales,
delirando acaso
en mimos y arrumacos ya imposibles
 regalados por aquel ángel risueño y gozoso
que con fantasías de vida entrañable
en una cuja de blandas nubes de algodón
con inefables promesas,
un día sin espectros funerarios
los acogió.

Así lo pensaba yo,
pero no, pero no…

Un incidente fortuito,
acaso un mordisco casual  imprevisto,
algún charco repelente en medio del dormitorio
capaz de perturbar un sueño de amor.
Rollos de estiércol arrojados sobre  la cama nupcial,
ladridos de insomnio
perturbadores de una noche de pasión,
una torpe maniobra quebrantando
un jarrón chinesco de la sala,
aullidos grotescos
celebrando las noches de luna,
todos y cada uno de ellos
delitos imperdonables,
lesiones penosas y fuertes
contra sus jefes respetables
dignas de algo mucho peor que la muerte.

Así lo pensaba yo,
pero no, pero no…

Era solo un hecho banal:
mucha gente que sostener,
gente, no criaturas de Dios,
¡una incomodidad!
Sobrepasa con mucho lo que se calculó,
era una urgencia real
que nunca se previó,
una irresponsabilidad
merecedora de sanción
para el miserable animal.

Vagabundos moribundos,
abandonados en calles y plazas
 de mi apática ciudad,
en medio del sereno caminar
de los arrogantes humanos,
los mejores amigos del hombre,
¿dónde están?

Los gemidos inaudibles
rumiando las penas
en su lecho de carne agonizante
¿a qué corazón llegarán?
Cuando ya no haya quejas ni ladridos
¿quién los recogerá?
¿Será un alma compasiva
o una pala mecánica
fríamente dirigida
por una máquina infernal
rumbo al páramo baldío
de un remoto basural?

¡Oh, Señor y Dios mío!
¿habrá para aquellos hijos
tuyos en tu cielo algún lugar?


No hay comentarios:

Publicar un comentario