lunes, 23 de enero de 2012

No sólo en los soles... (De Félix Pettorino)

No sólo en los soles,
embriagando de luz y de vida tus megamundos sin fin
y ondulando en resplandores del albor más puro,
estás.

No sólo en medio de múltiples corolas,
haciendo brotar estrellas en fuegos de artificio,
entre las sombras del espacio infinito
mudables en su resplandor errabundo,
vagando sin rumbo,
estás.

No sólo en remotas galaxias
llameando y rotando a impensables distancias
socavando el espacio con taladrantes fosos negros
disparando al vacío llamaradas de aerolitos
y trazando una enorme espiral
en un abrazo de granito,
estás.

No sólo en este tu dócil sol
que anima cuanto se mueve
en mi inquieto planeta
y que por Ti  hace de amor temblar
labios y hojas y pétalos,
estás.

No sólo en el mar,
el aire, el fuego, el monte, la nieve,
estás.
No sólo en la nube y en la flor,
en la ameba, el ave, el pez, la mariposa,
estás.

Estás también en el alma y en la voz,
en el pensamiento y en el acto,
de cada ser.
Expectante, momento a momento,
soportando sufriente
el precio de tanta libertad concedida.

Y también estás
en el tormento del alma y la carne,
purificando con tu mano impalpable a quien lo padece.

Permite, Señor,
que con fe y resignación
pueda yo apurar el cáliz del dolor y la muerte,
para un día renacer
e ingresar a la amable morada
donde Tú,
mi Señor,
acaso aguardándome
estás.

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