Ya llegó el organillero,
dale que dale,
cada vuelta del fierro,
¡niño a la calle!
Las notas son remolinos
multicolores.
El loro mira a los niños
cual fueran flores.
El corro de muchachos
feliz se siente.
Parejas de enamorados
se ven la suerte.
El loro con la patita
saca un papel:
"Amor eterno" recita
para ella y él.
¡Qué ufanos están los niños!:
brincan y quieren
el más veloz remolino
que gire y suene.
Y sigue el organillero
siempre tocando
ritmos que tristes o alegres
nos van dejando.
Ya se fue el organillero
con sus canciones.
¡Hizo latir muy fuerte
los corazones!
poesía infantil de Amelia Pettorino (tía Amy)
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