Shi-i-í, llora la lluvia
en medio de su canción.
Tiene cabellera rubia,
yo la vi por el balcón.
Shi-i-í, sigue cantando,
tamborileando su son,
y a cántaros va vaciando
los torrentes del Señor.
Y le ayudan las estrellas
que se esconden con temor,
pues para regar la tierra
hay que luchar con el sol.
Y el sol se aleja contento
pues él nunca olvidará
que para darnos sustento
las tierras hay que regar.
Ya se va yendo la lluvia
en su más dulce canción
¡adiós, cabecita rubia!
El arcoiris llegó.
De Amelia Pettorino, dedicada a los niños.
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