Varón amaestrado por milenios
a ser el jerarca de la casa,
¿podrías imaginar que no eres un genio,
que ignoras a veces lo que pasa
y que en el fondo de nadie eres el dueño?
La mujer suele ser para ti un objeto de consumo,
sueles cogerla para el goce sin amarla.
De tu testa parlante brotan vaporosos humos,
donde bocas, senos, vaginas y sexo son tu charla.
¿entre qué hojas corruptas guardas tu amor machuno?
Tirano del hogar, esbirro más cruel que el animal más macho,
no sólo acosas a tu hembra a fin de abusarla.
También por celarla, increparla y castigarla
te sientes con poder porque te piensas fortacho
te sientes con poder porque te piensas fortacho
y hasta, en caso de protesta, estás dispuesto a matarla.
Matón cobarde amaestrado en el infierno:
¿quién te confirió el rango de verdugo?
Tan sólo porque llevas a casa unos mendrugos
te crees el cabecilla del averno
y la alegría de tu gente te importa un perno.
¡Deja, por Dios, a un lado esa ancestral soberbia!
Recuerda que sólo el amor es el que te hará grande
y siempre feliz con una familia que se expande.
¡Deja de ser esa bestia feroz que emerge entre la hiedra!
Félix Pettorino.
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