sábado, 14 de enero de 2012

Romance para Jorge M.Pettorino, aviador, bombero y maestrescuela [De Félix]

Jorge Morales, mi hermano,
nació en Chuqui el 26,
cuna y corona de cobre,
para todo siempre un rey:
buen alumno, no mateo,
rara vez pasa del seis.
Su meta de marinero
estaba contra la ley.
¡A Copiapó los boletos!
el taita en un dos por tres
lo fleta a ser normalista
parte el pobre en viejo tren
dejando a madre y hermanos
sumidos en gran estrés.

Muchacho de gran ingenio,
surge líder de valer,
desde el techo de la escuela
pone una huelga en gran pie.
Consejo de profesores
cita el rector esta vez,
asustados por el niño
colorín de blanca tez
que comanda a los rebeldes
en lucha por más saber,
lo retoban lo más lejos
para no volverlo a ver
¡a Valdivia los boletos!
donde no pueda volver;
pero él se pita a los viejos,
pues ¡qué le hace el agua al pez!
Le fascina la aventura,
está hecho pa’ emprender,
autos, niñas, lo que sea,
macho recio de querer
y si el caso lo amerita,
gallo ‘e pelea es también.

Se gradúa de gran profe,
como buen varón de prez,
no enseña sólo las letras,
adiestra a vivir también
pinta escuela y arma casas
con los niños del plantel
a los más pobres socorre,
los lleva hasta Chiloé,
lagos, ríos, cordillera,
ven por primera vez
por el aire van los chicos
aprendiendo sin papel
la geografía de Chile
que en el sur es un edén.
Al fin un premio recibe
este maestro de bien
con sus niños parte al Norte
a más Chile conocer...

Su vida se multiplica
en febril actividad:
gran aviador y bombero,
da servicios a la ciudad,
el gran sismo del sesenta
pone a prueba calidad

Jorge Morales se expide
como hombre a cabalidad;
no hay incendio al que no asista
con debida celeridad,
¡Cuánta gente agradecida
por quien sirvió a su ideal!

Taxista y camionero
comerciante de verdad,
repara autos y los vende
con menguada utilidad,
lleva a ancianos y difuntos
cuando hay necesidad,
en su frágil avioneta
hasta donde hay que llegar.
¡Cuánta gente agradecida
por quien sirvió a su ideal!

Es gran padre de familia
generoso y de bondad,
Lucía, su bella esposa,
le brindó felicidad.
Jorge, Rebeca y Viviana
y retoños del hogar,
hoy ya brindan por el tata,
por lo que enseñó a amar,
por su nuevo cumpleaños
¡y por lo que supo entregar!

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