lunes, 16 de abril de 2012

La hazaña marinera del Piloto Pardo De Félix Pettorino

La hazaña del piloto Pardo. Fue en agosto de 1914, en las primeras escaramuzas de la Primera Guerra Mundial cuando el explorador inglés Sir Ernest Shackleton capitaneando el velero mixto “Endurance” zarpó en su tercera expedición rumbo a la Antártida con el propósito de acceder al polo Sur pasando desde el mar de Wedell hasta el de Ross. Como nave auxiliar contaba con el vapor “Aurora” el cual, saliendo del continente australiano, debería interceptar a los viajeros británicos en el estrecho Mac Murdo unido al mar de Ross, lo cual en definitiva nunca ocurrió. Confiaba en la solidez del velero que comandaba y en que al iniciarse el verano el clima iba a mejorar ostensiblemente, pero no fue así y el “Endurance” quedó atrapado sin remedio en los hielos antárticos. La tripulación se vio forzada a permanecer varios meses en una inmovilidad casi absoluta hasta que sucedió lo que era tan imprevisible como irreparable: el 25 de octubre de 1914 un enorme témpano se precipitó sobre la nave y la dejó inutilizada en tal forma, que pese al denodado esfuerzo de sus 22 tripulantes, durante más de tres semanas, desapareció bajo las aguas dejándolos abandonados a su propia suerte. No les quedó otro recurso que vagar sobre una gran superficie de hielo flotante hasta llegar en algunos pequeños botes hasta la famosa isla del Elefante o de  los Elefantes que resultó distar a unos 640 kms. del sitio en que había ocurrido el naufragio de la Endurance. En su desesperación, el capitán Shackleton seleccionó a cinco hombres y al mando de ellos zarpó rumbo al norte con los botes que había logrado rescatar en condiciones mínimas de alimentación. Tras navegar 1.300 kms. a mar traviesa durante varias semanas que se les hicieron interminables, llegaron a las islas Georgias del Sur donde el ballenero noruego “Southern Sky” trató de auxiliarlos fracasando rotundamente en su tentativa. De allí partieron entonces a las islas Malvinas, desde donde consiguió ser transportado a Montevideo, pero el buque de rescate enviado para ese propósito no logró llegar a su destino a causa de los grandes témpanos que abundaban en la zona. Se agregaron al intento algunas naves inglesas y norteamericanas, pero tambien fracasaron en sus tentativas, a raíz de lo cual, pensando Shackleton que de algún modo sólo la Marina de Chile podría auxiliarlo, viajó a Punta Arenas, donde se encontraban rondando la zona los escampavías Yelcho y Yáñez. Después de algunas gestiones con el jefe de la Armada de Chile, almirante Joaquín Muñoz Hurtado, logró que se le proporcionara al marino inglés una nave de auxilio para rescatar a sus hombres. Fue escogido el escampavía Yelcho, al mando del experimentado piloto Luis Pardo Villalón, secundado por Luis Aguirre Romero. Y aun pensando que la misión de rescate era prácticamente una locura, ya que el diminuto Yelcho con sus 480 toneladas de desplazamiento era en verdad una miniatura comparado con las naves que habían tratado de llegar a la isla de Los Elefantes. Además, las cañerías de alimentación del escampavía se hallaban en mal estado y la sobrecarga de carbón  para tan larga travesía parecía, en realidad, excesiva. Por otra parte, los informes meteorológicos anunciaban centros de baja presión con vientos gélidos huracanados y, como si fuera poco, 24º bajo cero de temperatura media. El personal tampoco llevaba equipos modernos de comunicación ni el vestuario apropiado para el clima que se debería soportar. Había que tener mucho coraje para emprender la aventura. Y la enfrentaron con la osadía de los héroes. Partieron desde Punta Arenas el 25 de agosto de 1916, después del Beagle y con la proa dirigida hacia el continente antártico, cruzaron el temido paso de Drake en medio de una neblina que no permitía divisar casi nada. No obstante, el piloto Pardo no se arredró un instante y gracias a su pericia, logró arribar el 30 de agosto a las once de la mañana a las islas de Seal, en la isla de Los Elefantes y comenzó a rodearla hasta dar con los náufragos a las 13.30 horas de ese mismo día. Costó cerca de una hora rescatar a los 22 hombres subiéndolos de a uno por uno a bordo del Yelcho. “-Realmente no parecían seres humanos” –comentó después el ingeniero Froilán Cabañas. De vuelta a Punta Arenas, el Yelcho logró resistir un fuerte temporal en el mar de Drake, pero lograron llegar a Punta Dungeness el día 2 de setiembre. Y como no pudieron desembarcar en ese sitio, prosiguieron hasta Río Seco, donde lograron echar anclas. Demás está añadir que fueron recibidos el 4 de setiembre de 1916 en Punta Arenas. como reales héroes, que por cierto lo eran, en medio de una gran algazara popular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario