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(Félix M. Pettorino)
1) Definiciones:
Yo soy un “diccionarista”, esto es, una especie de coleccionista, como puede
serlo perfectamente un filatélico o un numismático. La única diferencia está en
que el trabajo del lexicógrafo es un tanto más exigente, por la complejidad e
importancia del material con que trabaja: la PALABRA. Entendemos
por tal cosa, no sólo una voz aislada como cahuín,
copucha, sino también una serie de
voces, sea esta frase pura y simple (ej.:“doble estándar”); proverbial (ej.:“¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!”; refrán (ej.:“Cuando
el río suena, piedras trae”); o locución (ej.:“sacar los choros del
canasto”); etc. O también acepción, ya que es común que una misma
expresión tenga diversos significados, como el sustantivo plata, que vale tanto como ‘cierto metal precioso de color gris
claro’, ‘dinero’ y ‘2º galardón en un campeonato de atletismo’, o sea, cuando
menos, tres acepciones para una misma palabra.
2) Importancia
de la palabra: Expresa ideas, juicios y razonamientos cuyo fin es
manifestar los afectos e influir sobre su interlocutor o interlocutores. El
impacto afectivo y activo de la palabra es, a veces, más importante de lo que
pudiera suponerse. La palabra puede ser una caricia o un arma peligrosa en
manos de quien la maneja. Puede llegar a cambiar el curso de la Historia o a influir
decididamente en ella, como ocurre con las constituciones y los códigos, los
manifiestos revolucionarios o los ensayos filosóficos, políticos o científicos.
3) Curaduría
de la cultura nacional: El lexicógrafo, como el museólogo, trata de
mantener en la retina de la gente la tradición lingüística de los pueblos. Hay
ciertas cosas que se conservan en la memoria de la gente a través de los
siglos, como, por ejemplo, las palabras de la Biblia (“Dad
al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”; “No se puede servir a
dos señores”, “Por sus frutos los conoceréis”,“pobre de espíritu”, “sepulcro
blanqueado”, etc.) o de los grandes próceres o personajes de la Historia (“¡O vivir con honor o morir con
gloria!”;”¡El que sea valiente que me siga!”).
4) ¿Cómo se
hace un Diccionario?: ¿Copiando a otros? No, Los otros diccionarios
sólo pueden servir de guía o de material de consulta. Un Diccionario se hace
recolectando palabra a palabra, acepción a acepción, los usos en el campo que
interesa: si es la Zoología ,
recogiendo términos zoológicos, si es la Religión , recopilando expresiones de
creencias, dogmas y ritos religiosos, de boca de los que saben de ello o lo
expresan en sus libros o trabajos.
5) El
fichero o, como se dice hoy, la base de datos: Es preciso, pues, hacer
un “fichero” de voces con sus respectivos usos y sus presuntos significados,
tan grandes cuantos sean los límites que quiera dársele al trabajo del
lexicógrafo. Pueden llegar a ser cientos de miles, y a veces, en las
Enciclopedias, millones de textos, para obtener no sólo ejemplos, sino los
valores y conceptos, y las diversas acepciones de cada palabra recolectada. Hoy
en día, el uso de un computador (u
“ordenador”, como dicen los españoles) puede ayudar mucho en esta tarea.
6) Labor de
conjunto: El trabajo del lexicógrafo es así bastante cansador. De ahí
que, por lo común, sea necesario trabajar en equipo, porque la tarea es
demasiado grande para un solo individuo (que puede ser un hombre o una mujer:
hay grupos que han sido dirigidos por una dama, como María Moliner, directora del mejor proyecto de Diccionario de Usos del Español
en 2 vols. que se haya hecho en el presente siglo). En el caso del DECh,
unas 120 a
130 personas. (No las he contado); cuyo trabajo colectivo está en los 5
volúmenes que conforman la colecta, a lo largo de 35 años de sostenida
labor. Resultado numérico: unos 65.000 artículos (algo así como 200.000
acepciones) y cerca de 6.000 páginas comúnmente escritas a doble columna
en una letra mediana, tipo 12 de computador.
7) Léxico
diferencial chileno: El DECh no es, de ningún modo, un diccionario
completo del Español de Chile. Están ahí únicamente los términos
“diferenciales” nuestros”, especialmente los “chilenismos”, aquellos que son
típicos de nosotros, sean de modo exclusivo, o compartidos con otras regiones
en que se habla nuestra lengua. Falta todo lo del Español común o “estándar”
que se usa en Chile, y que es mucho más numeroso, revelado en voces tales como “Acá, este libro, tráemelo, madre, por
favor”.
8) Clases de
contrastes léxicos: Los contrastes o “tipismos” principales pueden
clasificarse en las sgtes 7 clases:
A.- [N] No figuran de ninguna manera en los Diccionarios
académicos, sea que se trate de simples “neologismos” como carpero, inoperancia, rediopatrullas; o de expresiones “antiguas”;
pero no registradas, como alhuelahuén,
guaripola, manyar y rapanui.
B.- [*] Usos que implican un cambio o desplazamiento
de orden gramatical, como el sustantivo albo,
alba: ‘colocolino’, en lugar del mismo adjetivo que significa ‘blanco’; amolestar por molestar, dentrar por entrar (seudoprefijos); o decir relación con algo en vez de decir
relación a algo.
C.- [f] Usos que implican cambios de sonidos como las
inversiones esotéricas de que hace tanta gala nuestra juventud lolera imitando
a la gente del hampa, dice al verres,
samica, tozapo, tolompa, jermu, dorima, treca,
etc.; apócopes comunes en nuestra habla familiar, como contesta, cumple, depra, depre, dire, entrete, impeca, maca, paisa,
peni prepo, presi prete, profe, etc., algunos eufemísticos, como ¡chu!, laca, nica, etc.; y alteraciones
populares, como adre, cauro, chompa,
espital, lipiria, etc.
D.- [g] Cambios en
la ortografía, como cuatrojos (cuatro
ojos), cirujía (cirugía), huaso (guaso), sueco (zueco), etc.
E.- [l] Alteraciones en los lexemas o raíces de las
palabras, como botamanga por
bocamanga, sacar de paciencia por
sacar de quicio, visita de doctor por
visita de médico, etc.
F.- [c] contraste de significado en cuanto a la
extensión de la palabra, sea ampliando su contenido, como en chivateo, que de significar ‘griterío
araucano al acometer’ llega a tener el contenido actual, puro y simple, de ‘griterío’;
o bien, restringiendo su significado, como cuando con la palabra bebida o con agüita no hablamos de líquido potable en general, sino que nos
referimos a sólo a cierto tipo específico de ellos: respectivamente ‘gaseosa’ o
‘poción caliente de yerba medicinal’.
G.- [C] contraste
de significado que implica un cambio radical, sea metafórico, esto es
basado en ciertas similitudes conceptuales, como en el v. despegar con relación 1)avión 2)en un estado previo al nivel del
suelo y 3)que vence la gravedad y pasa a significar 1) en vez de avión: persona
o institución 2) en vez de a nivel del suelo en un estado previo de situación
desmejorada y 3)en vez de venciendo la gravedad: venciendo graves
dificultades). Estos son los usos figurados, quese abrevian como fig. en los
Diccionarios.
El cambio puede ser también metonímico, fundado
en contrastes de significaciones extremas, como de continente a contenido: paila; de parte a todo, en por nuca;
de especie a género, en huevón; de
signo a cosa significada, en camiseta;
de causa a efecto, en mastique; de
antonimo1 a antónimo 2, en inteligentonto, más o menos.
9) Combinaciones
en el léxico: Los contrastes son, en general combinables, salvo las
marcas [c] y [C] que se excluyen entre sí; y la [N], que
excluye a todas las demás, porque va siempre sola.
Un ejemplo interesante de combinatoria lo constituyen
los casos de parofonía, en que suelen combinarse [f] con [l], como en ¿Albornoz?, ‘¿a vos no?’; mahoma,
mahometano o el reciente machomeno,
vinculados a ‘más o menos’ y el último también a poco o nada macho; riquelme por rico; rogelio, ‘rojo’, ‘comunista’;
¡Viva Chile, mi hermosa Patria! en vez de la exclamación más criolla ¡Viva Chile, mierda!
10) Usos
diferenciados locales: Como quiera que la tarea no consistía en otra
cosa que en una incursión en el diasistema, o sea, en lo diferencial chileno,
cabe también considerar la posibilidad de la aplicación de una perspectiva
“diatópica” (dialectalismos dentro del país). como lo son por ejemplo los
indigenismos del Norte Grande de Chile, en las cercanías de Perú y Bolivia, como
achoscha, ‘planta que se come como
legumbre’; acullico, ‘porción de
hojas de coca’ anaco (‘falda aimara
típica’; apacheta, ‘altar de piedras
para los caminantes’; chacchar,
‘mascar hojas de coca’; etc.; o bien, de la región que abarca desde la Frontera (Temuco)
hasta Chiloé, tierra pródiga en mapuchismos tales como ¡achuchuy! (interj de malestar); achulluncarse, ‘encuclillarse’, cancahua, ‘piedra arenisca’, cancato, ‘cierto pez comestible’; etc.;
todo lo cual no impide la presencia de numerosos indigenismos en el habla
general chilena, como los quechuismos, cacharpas,
callana, chino, cúcaro, guagua, guaraca, huasca, huincha, maltón, pucho, puna,
quincha, quiñe, etc. y los araucanismos, la mayor parte de ellos de uso
familiar o informal, como cahuín, coila,
contri, copucha, laucha, piñén pololo, poto, quiltro, quintral, trintre,
tritre, trutro, ulpo, etc.
11) Discriminación
regional dentro de Chile: Y para una mayor exactitud en las referencias
diasistemáticas, se precisa, en la mejor medida de lo posible, el campo de
difusión del uso, v.gr.: paitoco
(Norte Grande), apapayar (Norte
Chico, pan francés (Centro), ayecahue (Frontera-Chiloé), nutriar (Canales - Magallanaes), cursiento (popular), groso (juvenil), sarraceno (histórico), presiembra
(agrario), rebenque (campesino), faite (coa), ripiero (laboral), orsái
(deportivo), añatar (hípico), petalería (literario), oficha (mapuche), managuá (marítimo), guachimán
(portuario), arsenalear (médico), sacho (pesquero), pirquinear (minero), cachucho
(salitrero), alessandrismo
(político), etc.
12) Importancia
del DECh.- En primer
término, cabe recordar que el léxico, con su multitud de voces, frases,
locuciones, refranes, modismos y acepciones, es el vehículo natural de la
comunicación cotidiana y, en consecuencia, permanece en el tiempo como real
vestigio de los hechos sociales y culturales propios del acontecer histórico de
cada pueblo. Es así como todo estudio humanístico, incluyendo el trabajo del
lexicógrafo, tiene como principal propósito la investigación y preservación de
estas huellas que van dejando las comunidades humanas en su devenir a través de
los siglos. El cúmulo de vestigios constituye una suerte de “Monumento
antropológico” que permite reconstruir y recrear la real historia, tradición e
idiosincrasia de cada pueblo.
Naturalmente que debe tratarse de muestras que por su
carácter multitudinario, en cantidad y en profundidad, sean lo suficientemente
representativas, que se aplique un método racional y objetivo apto para dar
razón de sus decisiones, requisitos estos que creemos que el DECh cumple con
relativa holgura.
Por último, en el DECh hay diversas innovaciones
metodológicas que vale la pena tomar en cuenta: la presentación de los lemas
cuya virtual barrita ( / ) permite distinguir las voces invariables de las
variables y, dentro de estas, la parte que no varía y la que cambia conforme a
los paradigmas de la
Gramática ; las marcas contrastivas (insertadas en un sistema
de siete símbolos, de las cuales uno [N] es solitario, cinco, combinables y dos
[C] y [c] alternantes; la ejemplificación escrita
y oral de cada uso y acepción adecuadamente registrada en publicaciones y,
subsidiariamente, en diálogos; la abundante bibliografía ad hoc (cerca de 700
obras chilenas de literatura, folclor, ciencias, artes y tecnología y cerca de
un centenar de periódicos de las diversas regiones), el paréntesis que marca
opciones en el uso de la expresión en estudio, los corchetes enmarcadores de
conjuntos sinonímicos, etc.
Sólo la crítica y el gran juez que es el tiempo dirán
hasta qué punto estas innovaciones y propuestas metodológicas podrán ser
acogidas en nuevos Diccionarios de usos dialectales o generales.
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