miércoles, 15 de febrero de 2012

Una carta para Jorge en uno de sus últimos meses de vida. De Félix, su hermano mayor. .

Viña del Mar, 24 de abril de 2007.

Querido hermano Jorge: Acabo de recibir tu carta en la que me remites datos impresos con fotografías acerca de la Gran Peña SolidariaCantando con Galvarino” que la generosa población valdiviana ha organizado en beneficio de Galva, cuyo estado de parálisis cerebral-al parecer- ya no tiene remedio. Es una lástima y un gran dolor,  en especial para Vivi y sus dos hijos, que el mal ya no tenga casi ninguna posibilidad de recuperación. Agradezco tu mensaje, sobre todo en el esfuerzo que para ti ha significado. Por lo que veo, mantienes esa bella letra que heredaste de Esojoip. ¡Vieras tú la caligrafía que me gasto a mis años! A veces, ni yo mismo me entiendo. Por suerte, tengo la ayuda del computador.

¿Cómo te has sentido? No me dices nada de tu estado físico y anímico, aun cuando me consta que siempre has sido un varón fuerte y valeroso. Y así me lo imagino, pues me lo revelaste una vez más, cuando nos topamos en la Clínica Alemana en compañía de ese gran hombre gran, Germán Arias Morales, alias “El Petete”, que durante su humilde infancia fue tu alumno y a quien ayudaste y protegiste como un verdadero padre y maestro bondadoso (¡Qué magnífica, qué ejemplar lección de real humanidad nos dieron en esa ocasión ustedes, a mí y al Nono!) La verdad es que quedamos tan perplejos que casi se nos acabaron las palabras... Creo que después de todo eso, Dios no querría negarte por lo menos el año que le pediste... Por mi parte, yo desearía que fuese mucho más de uno, ya que nuestro Padre suele conceder bastante más de lo que se le solicita con verdadera humildad y buen corazón..., esa generosidad que desde siempre me han impulsado a imitar actos como los tuyos y ahora el del Petete, tu protegido de ayer y protector de hoy.

Ojalá mantengas muy en alto esos dones con que Dios te premió y que llegaron a convertirte en todo un personaje valdiviano: gran profesor (Nº 1, y no sólo de la Escuela Nº 1), valiente y cumplidor bombero durante muchos años y notable aviador (a veces lindante en lo heroico por lo temerario en el socorro y por la abnegada asistencia a los débiles y enfermos yacentes en otras latitudes). Eso solo basta para borrar de una plumada los pecadillos de la vida, que nunca faltan... Estoy seguro de que el Tata Dios va a tomar muy en cuenta estas extraordinarias virtudes tuyas (muy raras en otras personas, particularmente en los mal llamados “intelectuales”, que solemos ser más especulativos  o soñadores que hombres de acción y de servicio). Sin ser pechoño, has logrado llegar a un sitial de mucha altura moral (y diría yo que hasta religiosa) durante tu largo y noble caminar por “este Valle de Lágrimas”.


Me despido con un grande y apretado abrazo, deseándote un millón de gracias y felicidades, tanto humanas como divinas, durante todo lo que resta de tu maravillosa vida terrenal.

Tu caro hermano, que mucho te quiere, te admira y te recordará para siempre: Félix.

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