El globito alocado.
Este era un globito
de historias sin fin,
corredor del cielo,
como un zepelín.
Ya había volado
junto a las estrellas,
yo lo vi brillando
tan lindo como ellas.
Y el pobre globito
solito se iba,
pasito a pasito,
la ruta perdida.
“-Ven, globito lento,
ven aquí a volar”-
le soplaba el viento
le ordenaba el mar.
“-Ven, globito lindo,
llévanos allá”-
rogaban los niños
casi hasta llorar.
Pero el globo ingrato
no quiso escuchar,
desdeñó a los vientos,
los niños y el mar.
Y el pobre globito
como un zepelín,
sin rumbo, ¡loquito!
encontró su fin.
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