La gran apuesta.
(soneto de Félix Pettorino)
Te portas bien porque apostaste a Cielo
y aguardas premio gordo en otra vida,
sientes desdén por las almas perdidas
que no comprenden tu piadoso celo.
Feliz por hallarte dentro de la apuesta,
haces el bien esperando ganancia
y huyes del mal si del logro te distancia
sin el perdón que te invite a la fiesta.
Ves a Dios como objeto de posturas
y tus acciones son condicionadas.
No te extrañe, pues, si en pos de la aventura,
cuando llegues al final de la jornada
y el ¡clic! rechine de tu cerradura,
tras la Gran Puerta …, ¡no descubras nada!
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