viernes, 13 de julio de 2012

Estimado lector: ¿Sabías tú que el Norte de Chile es el sitio ideal para observar la grandeza de nuestro Universo?

El cosmógrafo.

                                                                Por Félix Pettorino.

El cosmógrafo es un dispositivo creado por Amadeus, y aunque tiene algún parecido con un observatorio astronómico de verdad, dista bastante de serlo, ya que solo es solo manual y de carácter comparativamente muy rudimentario. No es posible igualarlo con los Observatorios Astronómicos que existen actualmente en el planeta y sobre todo en nuestro país, especialmente en el nortino desierto de Atacama, donde los cielos, a causa de la sequedad de la atmósfera, están constantemente mucho más despejados que otros lugares y, por ello mismo, han sido preferidos, porque son en realidad ideales para la observación astronómica, según el científico testimonio de la organización mundial conocida con el nombre de European Southern Onservatory (ESO).
Al respecto, es preciso advertir que la forma y posición de la Tierra, que (como se sabe), además de ser semiesférica, es algo inclinada en su eje de rotación, hace imposible avistar la totalidad del  firmamento desde cualquier punto en que el observador se sitúe. De este modo, desde nuestro territorio no es posible observar aquellos astros y galaxias que sí alcanzan a divisarse en el hemisferio norte y viceversa. De ahí la importancia de la instalación de observatorios astronómicos no solo en el hemisferio norte (como era la antigua costumbre), sino también en el hemisferio sur del planeta, donde está inserto nuestro Chile, ya que desde Estados Unidos y Europa es imposible divisar nuestra Cruz del Sur y, en general, los astros instalados en la zona que es conocido como el Polo Sur del espacio celeste.
A título de sucinta información, cabe agregar que el primer observatorio instalado en Chile fue el del Cerro La Silla construido en la década de los años 60, al interior de la región de Coquimbo.
Más tarde, durante 1986, el Estado de Chile resolvió donar a la ESO unas 70.000 hectáreas del cerro Paranal de unos 2.600 metros de altura, ubicado a 130 kilómetros al sur de Antofagasta y a  12 de la costa de Taltal. El propósito de la donación era la elaboración de un megaproyecto para proceder a la construcción de un sistema operativo cuya base sería un Gran Telescocopio [Very Large Telescope, VLT], vinculado a otros cuatro aparatos reflectantes, con unos 8 metros de diámetro cada uno, lo que lo constituiría en el más potente y actualizado del planeta.
El Observatorio Paranal fue inaugurado en 1996 y dos años más tarde pudo captar, por primera vez, mediante el accionar del telescopio Antú (del mapuche Sol), la imagen de la estrella Eta Carinae. El costo de la construcción de este gran mirador del firmamento ascendió a más de 200 millones de dólares.
Actualmente, desde el mes de enero del año 2009, se está instalando el observatorio ALMA (sigla de Atacama Large Milimeter Array), en el Llano de Chajnantor, a 50 kilómetros del desierto de Atacama, que, según el plan inicial, estará dotado de 64 radiotelescopios, de 12 o más metros de diámetro cada uno, diseñados para captar las ondas luminosas electromagnéticas, que – como es sabido – son invisibles al ojo humano, y que será, en cuanto se inaugure, el más poderoso del planeta.
Ahora bien, el propósito de nuestro sabio Amadeus ha sido siempre el de estimular en la juventud chilena el anhelo de integrarse al interés científico por observar la totalidad de nuestro universo en la parte relativa a los astros que lo pueblan. Para ese fin ha ideado un aparatito dotado con la polícroma filmación de una gran diversidad de imágenes de astros, luego galaxias, esto es, ‘conjuntos de gran cantidad de estrellas, polvo interestelar, gases y partículas de diferentes dimensiones’; constelaciones, ‘conjuntos de estrellas que mediante trazos virtuales parecen formar diversas figuras imaginarias’, tales como Aries, ‘cordero’; Cáncer, ‘cangrejo’; Centauro, ‘animal mitad hombre, mitad caballo’; Géminis, ‘mellizos’; Leo, ‘león’, Tauro, ‘toro’; Ursa mayor, ‘osa mayor’; etc.; aerolitos, ‘cada uno de los fragmentos de materia cósmica que cae sobre un planeta’, asteroides, ‘cada uno de los pequeños planetas que circulan en torno a un astro, por lo común en nuestro sistema, entre Marte y Júpiter; satélite, astro opaco que, como nuestra luna, solo es visible por el reflejo que recibe de una estrella luminosa o sol y que gira alrededor de un determinado planeta’; sol, estrella luminosa, dotada de luz propia, de energía radiante; en especial la que ilumina el sistema al que pertenece nuestra Tierra; etc.
        Después de haber presenciado en una pantalla la casi interminable proyección de estas imágenes grabadas en el cosmógrafo, pero (¡léetelo bien!) con el gorro “Morfeo” bien calado casi hasta las orejas, tú, en calidad de espectador, debes disponerte a dormir, a fin de inducir en el sueño la afición y el gusto por todo lo que concierne al conocimiento de los misterios de nuestro portentoso Universo...
        Y como es posible que una vez producidos aquellos sueños, no surja en ti ni  la más peregrina afición por la observación de los astros y sólo haya quedado una útil experiencia o, al menos, un grato recuerdo, es el deseo de Amadeus que tú, estimadísimo lector, hayas tenido al menos el privilegio de disfrutar del placer de haber conocido buena parte de las maravillas que nuestro inventor tuvo la gentileza de brindarte, poniéndote al tanto de todo aquello que ofrece nuestro Universo prácticamente infinito, con su sorprendente belleza y sus insondables misterios...

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