Papita morena.
Por Amelia Pettorino
Papita, morena
de ojitos brillantes,
hija de la tierra
como los diamantes.
Mientras las albahacas,
la alfalfa y el trébol
felices contemplan
la faz de los cielos,
bajo el suelo duermes,
Chiquilla morena,
oculta en las faldas
de la Madre Tierra.
El agua más pura
se escurre, serena,
a darte la vida,
papita morena.
Muy agradecida
por divino don,
te ves florecida
sobre el corazón:
quieres ser tenida
como el pan de Dios.
Y cuando el arado
revuelve la tierra,
asomas sonriente
tu cara morena.
“- Aquí estoy, nos dices,
me doy con cariño,
pues soy alimento
de adultos y niños”.
Papita encarnada,
simpática y buena,
dulce como un hada
¡naciste en mi tierra!
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