martes, 14 de agosto de 2012

Morir es como quedarse dormido en los brazos de Dios.


Dormir...

                      De Félix Pettorino.

Voy sumiéndome en el sueño.
¡Qué delicioso es dormir!

Mi cuerpo quedó sin dueño
y el alma está libre, ¡al fin!

¡Qué inútil fue su empeño
de guardarla para sí!

¡Y que azul se ve el ensueño
de flotar sobre el zenit!

Voy entrando en blando sueño.
¡Qué delicioso es dormir!

Me hundo en hondo beleño
y veo a mi Dios venir.

Voy entrando en su Gran Reino:
luz, paz y amor. ¡Soy feliz!

Ya olvidé el negro ceño
de la maldad y el sufrir.

Voy muriéndome en mi sueño.
¡Qué dulce es en Dios morir!

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