martes, 26 de junio de 2012

Hay tiempos de vida que duran menos que este soneto.

El tiempo.

                                  Félix Pettorino.

El tiempo marcha como un reloj desnudo,
su latir nos demuele lentamente,
es como dardo al vacío, indiferente,
o como el crecer de las raíces, mudo.

Hay un algo de traición en su transcurso,
un sigilo de llovizna sobre el prado,
una carcoma de origen ignorado
y un viaje sin retorno de dudoso curso.

Y pues así como pasa tan callado
y como va disolviendo en aguafuerte
seres, cosas y sucesos que han estado,

sin dejar que mude un ápice la suerte
ni volver un solo instante hacia el pasado,
así llegará, a su cita, fiel, la muerte.

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