El tiempo.
Félix Pettorino.
El tiempo marcha como un reloj desnudo,
su latir nos demuele lentamente,
es como dardo al vacío, indiferente,
o como el crecer de las raíces, mudo.
Hay un algo de traición en su transcurso,
un sigilo de llovizna sobre el prado,
una carcoma de origen ignorado
y un viaje sin retorno de dudoso curso.
Y pues así como pasa tan callado
y como va disolviendo en aguafuerte
seres, cosas y sucesos que han estado,
sin dejar que mude un ápice la suerte
ni volver un solo instante hacia el pasado,
así llegará, a su cita, fiel, la muerte.
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