Camilo Henríquez.
Camilo Henríquez, docto entre los bravos,
que encendió el pedernal de tus proclamas
y despertó el letargo del esclavo.
Tu voz de fuego remontó el abismo
colonial con lecciones libertarias
y a la luz de auras revolucionarias
palpitó el eco de tu Catecismo.
De la paz y justicia fuiste amigo,
y en el quebrantamiento del tirano
el pueblo te eligió como testigo
y apóstol, pues tu lucha no fue en vano:
la “Aurora de Chile” nació contigo
estrechando la cruz entre las manos.
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