lunes, 5 de marzo de 2012

Evocando a mi amado padre. [De Pía Morales Contreras].



El Artista-Padre.

De mis años de infancia, tengo bellos recuerdos de mi padre, siempre estimulando nuestra imaginación: contándonos anécdotas de su vida, en otras ocasiones escuchando discos (long-play en esa época), relatándonos cuentos infantiles, donde él nos deslumbraba con sus dotes de showman, haciendo mímicas, remedando con su gracia habitual a los diferentes personajes. Tanto para mis hermanas como para mí era muy entretenido, era una fiesta escucharlo, y no solo en el relato de cuentos.

También tengo grabadas en mi memoria las tardes que pasábamos en el patio de la "casita de colores", como llamábamos con cariño a nuestro “bangalito”, jugando, recogiendo flores y mirando las cuncunas y mariposas. Muchas veces salíamos de paseo a disfrutar de la naturaleza. Los atardeceres se nos pasaban volando cuando nos entreteníamos con él contemplando el cielo, nos incitaba a mirar las nubes formando sus caprichosas figuras, tan reales a veces que nos maravillaban hasta quedar extasiadas con su increible variedad y belleza.

Así fue como transcurrió gran parte de nuestra niñez, entre la música, la pintura y el ballet clásico que también incentivó nuestra abnegada madre desde que éramos pequeñas. A partir de la etapa de la adolescencia hasta que tomamos cada una nuestro camino, contamos con la incondicional compañía, apoyo y cariño de nuestros padres, donde apreciábamos día a día cómo trascendía hacia nosotros la intensidad con que ambos se amaban. Era para nosotras una real lluvia de estimulantes caricias.

Por otra parte, tiempo después, cabe destacar lo importante que fueron para él todos sus nietos. Volcando todo su amor de “tata” y transmitiendo toda su sabiduría en el quehacer de cada día. Más tarde ellos serían su orgullo, cada uno con sus particulares talentos, especialmente en lo artístico... Esto último, sin duda, heredado como modelo y ejemplo de su querido abuelo.

Al finalizar esta breve exposición (“breve”, porque la emoción que me embarga me impide hacerla más extensa), no puedo dejar de mencionar,  en mi entrecortado homenaje de despedida de su fructífera vida ejemplar, mi "Sinfonía de Aplausos" con que intenté manifestar todo mi uncido cariño y admiración por su brillante trayectoria, no sólo como artista (pintor, músico y poeta), sino como padre y abuelo querendón de todos sus idolatrados retoños.

El silencio sobra, también las palabras, las sella un SOL y un MI centellantes, jamás en nuestra historia creados... Por todas partes chacras estelares esparcidas..., una fiesta de pinceles que sale de sus nidos, arcoiris de colores..., de colores que se esparcen con tu eterna  sonrisa... ¡Que diría el rostro de la Mona Lisa, la máxima creación del inmortal Leonardo!  Tu mirada estuvo siempre atenta al más mínimo detalle estético, ahora podrás seguir, más allá de este pequeño mundo, convirtiendo el viaje que has emprendido en un descubrimiento placentero de mística dicha con el Absoluto.  Pues siempre te entregaste a Él en todo lo esplendoroso que puede llegar a Ser...,  talvez mucho más allá del universo, más allá de  ese SOL, siempre seguido de un LA...

¿Dónde llegarán ahora tus suaves manos, que fueron capaces de alcanzar notas que nunca nadie antes  pudo pulsar ni disfrutar? ¡Qué afortunados fuimos nosotros, los que tuvimos el privilegio de conocerte y de convivir toda una vida contigo! Tu divina melodía ha impregnado nuestras existencias ¡Jamás la olvidaremos!

Y aquí no parece haber quedado nada...  El mudo teclado de tu piano espera ansioso que tus manos lleguen a palparlo y que lo hagas  vibrar para el mundo entero... Por fortuna contamos con el amable consuelo de tu presencia: nos han quedado tus obras, la estela de tu vida de artista ejemplar

Alcanzaste a coger el amor sublime de Dios y de su Creación incomparable. Y sentimos nuestros corazones plenos con el cariño que supiste dispensarnos. Pues nos legaste tu amor a raudales. Él rebasa ahora en nuestras almas, están selladas con tu aura, con aquella fiesta de imágenes, con aquella  música infinita de genios creada por ti.

Maestro de muchos: sé que continuarás  tu historia en la letanía de lejanas constelaciones que ya nunca podrán ser olvidadas. Para ello están tus incontables estrellas, las obras que nos dejaste. Sigues existiendo para todos nosotros.

A mi querido padre "Pey", de su inconsolable  hija Pía, también tu "Pey".

         No desearía terminar esta evocación sin dejar una amorosa constancia de la felicidad que inundó el corazón de mi padre al comprobar cómo fructificaba en una hija el amor con Violeta, mi amada madre:

Viña del Mar, 14 de noviembre de 1960.

Violetita mía: Te envío este pequeño poema con todo mi amor y gratitud. Nació al impulso de mi alegría por la hijita que me has dado. Pero ahora mi alegría se ha nublado al saber que continúan tus sufrimientos. En cada momento ruego a Dios que te recuperes pronto, que sanes definitivamente y cesen tus dolores. Llamé a la madre superiora y me porté como un niño llorón. Te manda decir que estés tranquilita, pues rogarán mucho por ti a la Santísima Virgen para que te mejores luego.

La abuelita de la Pitinita está muy contenta con su “docenita” y le “pontó” nuchas cositas lindas: un chal precioso, patito (para el agüita), juego de Baby Lee, baberitos, fajeros, pañales y cositas de ponerse. Te envío también los remedios (el patito está hervido) y el análisis de orina.

Mañana iré por si te dan de alta como dices, aunque si fuera necesario otro diíta, debes resignarte por tu seguridad. Si crees que es mejor venirte por la comida y otros cuidados, y siempre que no tuvieras necesidad de ningún recurso hospitalario, entonces te traeré, pues ya sabes que soy tu mejor enfermero.

Hasta mañana, amorcito mío. ¡Mejórate, que todos rogamos por ti!

Muchos besitos [** *] a mi Pitinita, que la echo tanto de menos. Dáselos tú en mi nombre.

Tu esposo que te adora:

                                               Manano Molale Pototito

P.D. Trata de dormir para que te recuperes. Supongo que te prepararán tecito con leche Nido.






He aquí el pequeño poema” que “con todo amor y gratitud” compuso nuestro hermano Nancho en manifestación de su júbilo paterno por el feliz nacimiento de su primer retoño, su hijita Pía de los Ángeles..

Resplandor.

(a mi amada Violeta)

Mi corazón resplandece en la alegría
de esta llama sagrada que me inunda,
llaga inefable que me toca
el dedo de Cristo iluminado.

¡Y en sol ardiente, henchido de su gloria,
llega a mis ojos, sella mi boca!

Esposa mía, en templo trasmutada:
es sólo el alma nuestra, fundida,
la que grita en su explosión de gozo
a la pequeña sólo ayer nacida:
¡Hija mía!, ¡Hija mía!, ¡Hija mía!



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